MEMORIAS DE UN VIEJO FRAILE UN TANTO DESMEMORIADO
por Luis Rubio


    Bienvenido, peregrino de rutas de plata y caminante anhelante de historias. Para, siéntate, descansa. Junto a estas
ruinas seculares te recibo, yo, un viejo fraile de este convento de N. S. del Valle. Soy de los mas antiguos que habitaron estas piedras, cuando eran casa y templo. Me llamaron Fray Fiel. Aquí llevo siglos guardando la memoria de estas ruinas y dando nombre incluso a algunos de vuestros campos, que fueron testigos de mis sudores. Me gustaba al volver del trabajo subir a la cima de la colina que domina nuestro convento y contemplar desde allí el inmenso y hermoso panorama de nuestro Valle, de la vega del Órbigo, de los tesoros de Morales, del imponente Teleno, del blanco y misterioso Teso Peñusguin, allá al fondo lejano que cierra el horizonte. Aquí me encuentro ahora, junta a la cruz verde de piedra, que mis hermanos colocaron, no puedo decir si sobre mi tumba, como algunos afirman, pero si ciertamente en mi recuerdo. Desde ahí contemplo, los ojos enrojecidos por lágrimas sin fin, el lugar de mi casa, las tristes paredes de la iglesia donde recé, los muchos desolados campos que cultivé, las eras donde trillé, los caminos que recorrí.

    Quiero contarte algo de lo que aquí fue, aunque tienes que disculparme, a veces la memoria me flaquea. No en vano cumplo ahora mas de 600 años desde que con mis Hermanos de la tercera Orden Regular de Penitencia de N. Padre S. Francisco, iniciamos nuestra presencia y cuidados en este lugar.

    De antes de nuestra venida aquí, solo puedo decirte que hacía ya siglos, al menos desde el año 9701 -y quien sabe si ya anteriormente a la ocupación árabe de estas tierras- que este Valle era conocido oficialmente, como el Valle de Santa María. Seguramente porque ya en este lugar se veneraba una imagen de la Virgen María, custodiada sin duda en alguna pequeña Ermita.

    Eran tiempos difíciles cuando aquí llegamos. Estos campos y valles eran atravesados una y otra vez por caballeros, escuderos e infantes con lanzas, picas, mazas y espadas. Leoneses y portugueses se disputaban estas tierras, tropas de Reyes y Compañas de nobles debatían con las armas sus intereses y privilegios aguas arriba y palacios y castillos abajo. Estaba muy reciente aún la guerra de nuestro buen Rey D. Juan I con Portugal, y su derrota en Aljubarrota, que selló la separación definitiva de Portugal (año 1385). El Rey de Portugal, vencedor en aquel lance, amenaza Castilla, y penetra en estas tierras, precisamente por la ruta de Benavente2. Algunos años mas tarde, en 1396, se reanuda la guerra con Portugal... En aquella algunos nobles portugueses se pasan a Castilla. Entre ellos Pimentel3, que será el primer Conde de Benavente, especialmente ligado a este nuestro convento.

    Nuestra santa Madre Iglesia vivía también tiempos difíciles y bastante turbulentos. Los Prelados en buena parte y medida era señores feudales, muy habituados a espadas y batallas, y, por supuesto, gozando de buenas riquezas, y con unas vidas no excesivamente ejemplares, ya me entendéis. Dos y hasta tres Papas, sometidos a familias nobles y reyes de Italia o de Francia, se atribuían la representación de Jesucristo y la jefatura de la Iglesia universal4. Los cristianos de estos reinos se hallaban divididos sin saber a quien seguir. Castilla, durante algún tiempo, siguió la obediencia de los Papas que seguían en Roma. Hasta que, por influencia de Francia y de Aragón, en una Asamblea del Clero reunida en Salamanca, en 1402, decide adherir a Benedicto XIII, el Papa de la famosa familia valenciana de los Luna5.. "Desde 1403 el Papa Luna trabajó intensamente para reforzar su presencia en España... Castilla resultaba ...imprescindible y trató de ganarla con medidas de amistad y concesiones magnánimas. Había en ellas cuestiones pendientes, la del reajuste de beneficios, habiendo sido todos confirmados, y la provisión de algunas vacantes de gran importancia6". Esta postura del que creíamos de buena fe el Papa legítimo nos fue enormemente favorable, como luego os diré.

  • Este panorama nos dolía en el alma a muchos grupos de hombres y mujeres por todos los reinos de Europa. reaccionamos y nos decidimos a cambiar esa situación. Nos lanzamos a los caminos, aldeas y ciudades, proclamando, con la vida y la palabra, la necesidad de cambios radicales. Nos había cautivado la figura del Poverello de Asís, Francisco. Y quisimos seguir sus huellas. Sobre todo en su camino de pobreza. A veces exagerábamos un poco en nuestras críticas, por eso no fuimos muy bien vistos. Beguinos, nos llamaron. Durante mucho tiempo estuvimos bajo sospecha, porque nos confundían con otros grupos muy revolucionarios, violentos que en el fondo pretendían fundar una iglesia a su imagen, construirla a su medida, hacerse dueños de ella (los llamaron "begardos" y terminaron mal).

  • Nuestro deseo era vivir pobremente, en lugares solitarios y apartados, como eremitas, atendiendo a Ermitas que se habían edificado por todas partes de la cristiandad en honra de la Virgen María o de los Santos. Era nuestro modo pacífico, no violento, de protestar contra las riquezas de los eclesiásticos, contra la corrupción y el ansia de poder y dominio de reyes y nobles. Cerca de nuestras ermitas pasaban con frecuencia peregrinos necesitados de apoyo, de alojamiento, de ayuda sobre todo en la salud. Y fuimos pensando en reunirnos en lugares mas accesibles y con posibilidades de dar alojamiento, dormida, comida, y cuidar sus heridas. Los mas decidimos abandonar la vida solitaria para reunirnos en pequeñas fraternidades, en casas con alguna capacidad para esos objetivos. Así surgió nuestra Tercera Orden regular de penitencia de N. Padre S. Francisco7. En 1371 nuestro buen rey, que Dios haya, Enrique II, en las Cortes de Toro, ya nos reconoció y otorgó "privilegios, mercedes y gracias a freuras y freyres de la Orden Tercera de S. Francisco"8.

  • La capellanía de la Ermita de la Virgen del Valle, en San Román, quedó vacante por muerte de su capellán, un sacerdote secular. Un pequeño grupo de devotos de esta imagen, por haber nacido en estas tierras, solicitamos entonces del Sr. Obispo de Astorga, fray Alfonso III, de Toro (1370-1382)... que pertenecía a la familia espiritual de San Francisco, encargarnos de cuidar aquella Ermita y culto de la Virgen y de atender a los peregrinos que camino de Santiago venían del sur siguiendo el camino de la ruta de la plata. El nos lo concedió de mil amores, añadiendo con corazón generoso tierras de su propiedad y recursos para edificar casa adecuada al grupo bastante numeroso que ya éramos. Las tierras estaban, reza el documento de cesión, en los pueblos conocidos entonces como de "Santa Magdalena" y "Villa de Lázaro" (que enseguida identificáis vosotros como Manganeses y Villabrázaro)9.

    Unos años mas tarde, el mismo Papa nos mandó otra Bula donde solicitábamos gracias especiales y personales, cada unos de los 19 frailes que ya entonces constituíamos esta comunidad, y entre cuyos nombres figuraban algunos con la designación de su pueblo de origen como Fernando de Fresno, Pedro de Alija, Alfonso de Santa Cristina, y otros de la comarca astorgana y algunos venidos de bastante lejos10.

    A la gracia pontificia de Benedicto XIII se añadió el favor que nos otorgó el recién nombrado Conde de Benavente, el caballero portugués que en las luchas entre Portugal y Castilla se decantó por la ayuda a Castilla y se le recompensaron sus servicios con el Condado de la Villa y el encargo de defender todo este territorio puerta de entrada de Portugal en las escaramuzas y guerras contra Castilla. Tanto le gustó nuestra forma de vida, nuestra labor y las gracias espirituales que nuestra oración y la intercesión de la Virgen del Valle le otorgaban, que decidió establecer su morada definitiva a los pies de la Virgen, mandando elaborar y labrar dos hermosos sepulcros para sepultura suya y de su esposa11.

    Gracias a su ayuda y protección pudimos sustituir la vieja y pobre Ermita por una iglesia amplia y hermosa, cuya cabecera todavía podéis contemplar, rematada por un hermoso arco gótico. Esta capilla mayor, que albergaba el nicho de la imagen de la Virgen del Valle, estaba cubierta por un hermoso artesonado mudéjar, ejemplar de una belleza impresionante , que también en los años 60, ante la amenaza de ruina inminente, fue vendido al  Ministerio de Turismo y trasladado pieza a pieza y colocado de nuevo en el torreón del Castillo-Parador de Benavente, donde se puede admirar en todo su esplendor12.

    Nuestra vida fue bien sencilla. Nos dedicábamos principalmente a "honrar a nuestra señora del Valle" con nuestras celebraciones, misas y rosarios. La devoción a la Virgen del Valle que estaba ya bien afianzada en estas tierras, conoció un extraordinario desarrollo gracias a nuestras predicaciones y actividad apostólica, que quedaba avalado por nuestra vida de pobreza y sencillez, lo que a su vez influyó en nuestro crecimiento y en la aceptación y valoración de nuestra Tercera Orden de Penitencia regular de nuestro P. S. Francisco. tengo que recordar aquí que pocos años mas tarde, y en una nueva Bula del mismo Papa Benedicto XIII, se conceden gracias especiales a un convento de "freyras" sito en Astorga, entre cuyos miembros se encuentran varias originarias de estos valles nuestros. Así una, Maria Fernanda, de la Torre del Valle; otra María Fernanda de Fresno; una tal María Sebastiana, de la Villa de Lázaro (Villabrázaro), una María Alfonsa, del Valle (seguramente S. Román)13.

    Junto al culto de Nuestra Señora del Valle y la atención a los peregrinos nos ocupábamos en trabajar nuestros campos, que poco a poco fueron aumentando en virtud de donaciones de devotos a la Virgen del Valle. Los arábamos, sembrábamos, y trillábamos las mieses en las eras que contempláis al fondo y que me dicen que todavía hoy son conocidas como las "eras de los frales". Plantábamos viñas y elaborábamos el vino, que guardábamos en nuestras bodegas, que arruinadas todavía resisten al fondo de lo que fueron nuestros almacenes... Teníamos nuestra granja de animales domésticos , ovejas, gallinas, conejos, palomas -ved allí al fondo nuestro palomar restaurado y todavía en uso-. Un poco mas abajo logramos crear una hermosa huerta (el progreso de estos últimos tiempos de la ha llevado por delante, desapareciendo todo vestigio de la misma aunque todavía es posible distinguir su ubicación en el ángulo inferior derecha donde confluyen los dos caminos nuevos), que nos proporcionaba verduras, hortalizas, y buenas frutas, que conseguíamos mantener gracias a unos buenos pozos y al estanque que se alimentaba del agua canalizada desde una fuente situada mas arriba del convento.

    En los trabajos agrícolas y de la casa nos ayudaban algunos vecinos del pueblo de S. Román, que con nosotros aprendían letras, rezos y oficios, especialmente el del viñedo. Cuando las necesidades apremiaban, bien sabían que podían acudir al convento en demanda de ayuda, que nunca se les negaba. Todavía tengo en mi retina las lágrimas y sollozos con que nos despedían cuando siglos mas tarde fuimos obligados a abandonarlo todo y los lamentos de ellos cuando gritaban "y ahora que va a ser de nosotros"14.

    Nuestro convento llego a ser posteriormente muy importante, acaso el mas importante de la tercera orden en la Provincia Religiosa de León. Aquí se formaron la mayor parte de los frailes de la Provincia a lo largo de toda su historia, o bien como novicios o bien en la sección de escolásticos o bien en el de la moral o todos a la vez15. Por eso, nuestro convento llego a ser enorme, como se puede apreciar al contemplar al lado de la iglesia el área donde son visibles aún el trazado del claustro, desde el que se accedía, desde la planta baja directamente a la iglesia, por la puerta lateral, hermosamente labrada, y desde el piso segundo, donde estaban nuestras celdas, por accesos a las tribunas del Ministro (el Superior del Convento) y al amplísimo coro, lugar reservado para la comunidad, de bóveda rebajada, cuyo arranques laterales aún los podéis observar, y que llamaba la atención por su atrevimiento, al no disponer de columnas de apoyo en el medio.

    Además de los Condes de Benavente, aquí quiso también posar una de las figuras mas importantes de nuestra historia familiar, el P. Fray Antonio Tablada, muerto en 1551, cuyo sepulcro, también labrado y esculpido en piedra, se hallaba en el lateral izquierdo del altar mayor, y fue durante años y años el asiento de los niños durante la misa de la fiesta, y que los peregrinos pueden contemplar también en el mismo Museo de Astorga. El tal Fray Antonio Tablada, declarado Venerable al haber sido introducida su causa de beatificación, fue Ministro (Superior) de varios conventos de la Provincia, y Ministro General de la misma Provincia16. Y fue hombre de gran temple, pues se enfrentó al mismo Cisneros consiguiendo mantener independiente la Familia de los frailes terceros de S. Francisco cuando el Cardenal quiso fusionar todas las obediencias franciscanas en la reforma por el emprendida17.

    En muchas ocasiones nuestro convento fue sede de los encuentros y reuniones de toda la Provincia, que nosotros llamábamos "Capítulos", en los que se resolvían los asuntos económicos, disciplinares y académicos de las casas y personales de los frailes. Solíamos hacer coincidir estas reuniones con la novena y la fiesta de la Virgen del Valle, y así nuestra presencia daba especial esplendor a la celebración de la fiesta. Todavía los celebramos aquí en los últimos años de nuestra presencia en este convento (así los de los años 1791 (5-10 de mayo)... 1794 (1-7 de mayo)18...

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    Muchas otras cosas podría contaros , mas ya os digo, mi memoria por ahora no lo aguanta y vuestra paciencia seguro que ya no lo soporta. Solo si me permitís os diré algo sobre el final de nuestra historia aquí.

    El número de frailes había disminuido considerablemente. En 1796 todavía éramos 2419. Ya no podíamos hacer frente a los gastos que el mantenimiento de una casa tan grande y el deterioro de los edificios sobre todo de la gran iglesia ocasionaba. Tuvimos que reparar la torre de la iglesia, obra que culmina en 1777, como consta en una grabación que hasta hace poco era visible en la piedra clave del arco de la campana que da al oeste. En 1794 tuvimos que reparar el órgano y fundir una de las campanas que se había quebrado (por un rayo)20 y no disponíamos de dinero suficiente. Nuestros acreedores, los renteros de las fincas que poseíamos a lo largo y ancho de la comarca, y que como os dije, eran fruto de donaciones de devotos de la Virgen del Valle21, no nos pagaban las rentas. Tuvimos que enviar una y otra vez emisarios exigiéndolas, y casi siempre obteníamos la callada por respuesta, eso si, con muy buen talante, y muchas buenas promesas22.

    Tuvimos que aguantar, entre 1808 y 1814, lo mismo que todos los habitantes de estas comarcas, las serias dificultades económicas y de seguridad con motivo de la invasión de los ejércitos de Napoleón, a los que había que alimentar por las buenas o por las bravas, que arrasaron nuestras tierras. Ya sabéis como el Castillo de los Condes de Benavente, que ya se habían desentendido de nosotros, al pasar títulos y haberes a otras familias nobles, e concreto a la Casa de Alba, fue destruido dinamitado por las tropas hispano-inglesas para que no pudiera ser utilizado como foco de resistencia por el ejército de Napoleón, que estacionaron y lucharon duramente en la comarca de Astorga. Y no recuerdo bien, pero hasta me parece que algunos de nuestros tesoros fueron por ellos requisitados.

    Todos estos factores incidieron también en el cultivo de nuestros campos, de modo que cuando llega el Decreto de Desamortización del Ministro Mendizábal en 1834, nuestros campos son considerados "muertos", y, por consiguiente, "des-amortizables", y nuestro convento no tenía ya el número de religiosos establecido como mínimo en 33, que aquel Decreto consideraba viable y con el que permitía su continuidad.

    Ya sabéis lo que entonces ocurrió. Fuimos obligados a salir deprisa y corriendo, en 24 horas, solo con lo puesto, dejando al arbitrio del gobierno todo el convento. Los frailes nos dispersamos por varios conventos y algunos prefirieron la exclaustración pasando a las filas del clero diocesano. Aquí quedaron edificio, muebles, tesoros, libros, tierras. El gobierno lo requisó todo. Las tierras fueron vendidas. Y también el edificio del Convento. De esta venta se salvó solo la iglesia, tengo entendido que por intervención de la diócesis, que la declaró iglesia parroquial. De la venta, como ocurrió en casi todas partes, se aprovecharon algunos ricos de estas tierras -el pueblo que se podría haber beneficiado no poseía recursos suficientes para pagar los módicos precios establecidos- y se aprovecharon, sobre todo, algunos que tenían influencias políticas en Madrid y estaban al tanto de las subastas. Lo de valor, imágenes, alhajas del tesoro de la Virgen, que lo tendría sin duda y abundante, se lo llevó el gobierno, y ya no volvimos a saber nada de todo ello. Tampoco supimos que fue del Archivo y de la Biblioteca de nuestro convento, que eran bastante interesantes, y que fue remodelado por las disposiciones del Cap. Prov. de 179623.

    También ignoro lo que pudo suceder al órgano recientemente reparado. Lo mas seguro es que fuera también vendido o llevado para alguna otra iglesia de la diócesis o provincia, porque de haber quedado aquí habría sufrido un proceso lento de deterioro y habría quedado alguna memoria del mismo entre vosotros. De las campanas me llegaron rumores de que habían sido trasladadas a Astorga, mientras del reloj también contaban, no sé con cuanto fundamento, que había sido trasladado a la torre mayor de la iglesia de Santa María de Benavente.

    Seguramente con todo ello desapareció la imagen primitiva de la Virgen del Valle, que como consta en una serigrafía de 1761, tenía un niño en brazos. Nuestra vivienda fue desmantelada por los nuevos propietarios para vender la piedra. La única pared del claustro que todavía estaba en pié, y que ayudaba a imaginar la belleza del mismo, fue destruida hace solo una quincena de años para triturar sus piedras y convertirlas en asiento de vías de comunicación, sin que nadie de los por aquí andaban, hicieran nada para impedirlo. Alguna intervención "piadosa" consiguió que se ahorrara la destrucción de las piedras mejor labradas que configuraban puertas y ventanas, y que se encuentran esparcidas o amontonadas en la pradera al lado de la iglesia en el espacio que ocupaba el claustro.

    A mis ya gastados oídos llegó el rumor de que una arriesgada mujer de S, Román cuyo nombre, por desgracia, no ha sido transmitido por la tradición, aprovechando un descuido de los delegados del gobierno que cargaban los enseres del convento en un carro con pernillas, consiguió esconder bajo sus sayas la hermosa imagen del niño Jesús que ahora se conserva en la iglesia parroquial y que acompaña en la procesión de la Fiesta a la imagen de la Virgen, y que era llevado con cariño y orgullo, por los niños y niñas de San Román.

    La iglesia estuvo en activo como "Santuario de N. S. del Valle", hasta el 27 de agosto de 1961, en que se celebró la última Misa, que fue la primera del sacerdote del pueblo, D. Luis Rubio, y que se celebró ya con miedo y precaución porque amenazaba ruina, sobre todo en el coro, que de hecho se desprendió todo él en el invierno de 1962. La Novena y la Misa de la Fiesta del año 1962 ya no se pudo entrar allí, trasladándose la imagen y los enseres que quedaban a la iglesia parroquial. Al quedar cerrada, el deterioro se produjo con rapidez. Los sepulcros, como os dije, habían sido trasladados al Museo de Astorga, con todos los permisos y cautelas necesarias. Los huesos que en ellos se encontraban, y de acuerdo con la piadosa sugerencia de un vecino que participó como testigo en el traslado, fueron depositados todos juntos en el área del presbiterio, debajo de una de las losas, y allí, creo, permanecen24.

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    He sentido una gran alegría cuando me he enterado que ahora, gracias al entusiasmo de los vecinos de S. Román, la fiesta de la Virgen del Valle ha recuperado algo de su antigua esplendor, que se celebra la Misa aquí junta a las ruinas al lado de una pequeña capilla que un vecino ha querido edificar como señal y recuerdo. La misma alegría siento ahora al ver este grupo de peregrinos que se reúnen para andar, contar y promocionar valores, algunos de los cuales, y sin duda los mas valiosos y permanentes, se forjaron en estas tierras y se mantienen, mas firmes que las piedras en ruinas, en los espíritus fuertes de cuantos aquí peregrinan. Que la Virgen del Valle acompañe vuestro andar, vuestro contar y vuestro caminar en este encuentro y por esta ruta.


Luis Rubio - Año 2007

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  1 Así consta en un Documento firmado por el Obispo de Artorga de entonces, que se llamaba D. Gonzalo I (963-992), de 20 de junio de ese año 970, en el que hace una donación de tierras al convento que existía entonces en S. Adrián, situado dice el documento en "el valle de santa María".
  2 "Estando el rey D. Juan en Zamora... puso en su regno el mejor consejo de que pudo... e luego, lo primero por cuanto le decían que el Duque de Alencastre (Lancáster de Inglaterra), o el Maestre Davis (el Maestre de Avis, el Rey de Portugal), querían entrar por comarca de campos, envió allá partida de gentes suyas, que se pusiesen en una villa que es entrada de aquella comarca que dicen Benavente..." (Crónica de los Reyes de Castilla Don Pedro, Don Enrique II, Don Juan I, Don Enrique III, Don Pedro López de Ayala... Tomo II, Antonio de Sancha, Madrid 1780 p. 252). En la crónica del año siguiente se dice... "Este año (1387) en el mes de marzo, el Duque de Alencastre e el Maestre Davis, que se llamaba Rey de Portugal, entraron en el reino de Castilla por la parte de Benavente... E después que el dicho Duque de Alencastre e el Maestre Davis entraron en Castilla, llegaron a Benavente... E falaron (hallaron) muchas gentes que el rey de Castilla enviara, de las cuales era capitán Álvarez Pérez de Osorio que era un caballero de la tierra de León, muy poderosa en aquella tierra... e pelearon luego con los que llegaron contra la dicha villa en las barreras, e en rededor de la villa... E el Duque de Alencastre e el Maestre Davis estovieron y (alli) algunos días..." (Id., Ibid.263-264)
  3 Cfr. Fernández Álvarez , Benedicto XIII, p. 179 (comprobar...)
  4 Es el periodo que se conoce como !"Cisma de Occidente" y que comprende desde el año 1378 (Urbano VI) hasta el 1420 (con la elección concordada por todas las facciones de Martín V (1420-1423).
  5 Celebrada el 12 de septiembre de 1402. La "obediencia" fue comunicada a Benedicto XIII por el Obispo de Zamora, Alfonso Rodríguez de Salamanca y Fr. Alfonso de Arguello, franciscano.
  6 Benedicto XIII fue elegido en 1394 por la sección de cardenales partidarios de permanecer en Aviñon (Francia) y por consiguiente bajo la influencia del rey francés. Vivió hasta 1423. Los últimos años los pasó en su retiro de Peñíscola (Castellón) sin llegar a un acuerdo con los otros Papas para formalizar una renuncia efectiva que solucionase la división. Cfr. Fernández Álvarez, o. c. P 195 (comprobar...)
  7 Datos sacados de Quintana y Ainhoa
  8 García Oro, Páginas Mindonienses I (1985) (ref. Ainhoa).; y López, A., El franciscanismo en España. Archivo Iberoamericano n. 35 (1932) (Ainhoa...) y Amengual , Analecta Terttii Ordinis S. Francisci n. 9 (1962-63); y Villapadierna, Vida comunitaria, Ibid N 15 (1982)
  9 Bula de Benedicto XIII, el 9 de septiembre de 1403. Artículo de A. Quintana.
10 Datos aportados por J. Perarnau, en Dos tratados espirituales... p. 496, nota 44. Además de los tres nombres citados aparecen los siguientes (traducidos del latín): Juan del Prado Rey, Ministro, Alfonso de Fasgar, Fernando de Astorga, Pedro de Valduerna, Fernando de Villamagna (Villamañán), Juan de Villamagna (id.), Domingo de Prado Rey, Juan de Villar, Alfonso de Fumos, Alfonso de Cacabelos, Domingo de Piedra Alba (Blanca), Diego de Corias, Juan de Robledino, Fernando de Cerollales. 
11 Estos sepulcros fueron salvados de su total destrucción en la década de los 60 siendo recogidos en el Museo de los Caminos de la capital de la Diócesis, Astorga. Allí se pueden contemplar, limpios y restaurados, aunque resulta ya imposible recuperar la lectura de los nombres de los Duques que figuraban en el frontispicio de los sepulcros.
12 Una descripción detallada de dicho artesonado en términos técnicos puede verse en M., Gómez Moreno, Catálogo Monumental de la Provincia de Zamora, Ed. Facsimil, Ed. Nebrija, León 1980. reproducido en la enciclopedia Espasa, al nombre: San Román del Valle
13 En el convento también moraban otras "freyras" de distintas partes de la comarca, cuyos nombres son: Dominga Petra, María Martín de Hospital (de Órbigo), María Alfonsa de Hospital, Tagaste de Otero, Mayor Fernanda, Clara Martina de Castrotierra, Teresa de Magaz,. Cfr. Perarnau, Dos tratados "espirituales" de Arnau de Volabnova en traducción castellana medieval, en Anthol. ogia Annua 1976), p.497, nota 60, citando Registro de Aviñon, del Arch. Vatic. 307, f,638r; y citado en Eubel,... p. 115 n.916)
14 Dato recogido de la tradición oral en el pueblo de S. Román.
15 Datos tomados del Libro de Capítulos manuscrito, conservado en el Archivo Diocesano de Astorga. R. 14; pueden verse folios... folio 16-17 (año 1791), folio 27 (año 1796), 1798 (folio 28).
16 Algunos de estos datos pueden verse en la investigación realizada por A. Simón Simón sobre el Convento hermano de San Francisco de Labaniego y Santa María Magdalena del Cerezal, Editado en Ponferrada, 1996, cfr. Pp.84-85.
17 Dato proporcionado al autor por un religioso mallorquín de la tercera Orden en visita a las ruinas del Convento el año 1969.
18 Ver relación de estos Capítulos en Libro de Capítulos de la Orden Tercera Seráfica celebrados en Sta. María del Valle, Mellid.. etc, Arch. Diocesano de Astorga, Códice R-12.
19 Libro de Actas... folio 24.
20 fr. Libro de Capítulos, folio 20.
21 Una lista de fincas de propiedad del Convento se encuentra en el Archivo Diocesano de Astorga.
22 Algunos de los Capítulos provinciales de los que se ha hablado instan a los Ministros de los Conventos a urgir a los arrendatarios el pago de las rentas muchas veces atrasadas de años. Cfr. Libro de Actas.
23 Disposición del Cap. Provincial de 1796 para todos los conventos, en el Libro de Capítulos... folio 23.
24 Así fue referido directamente a este cronista por su propio padre que participó en la extradición de los mismos. La sugerencia fue hecha por el Sr. Teófilo Díez, que en sus funciones de asesor-sacristán de la parroquia participó en la exhumación.